domingo, 11 de septiembre de 2016

Juan Gabriel en la frontera

Juan Gabriel en la frontera Foto: Internet/Un joven lleno de sueños. Antes de ser uno de los más grandes cantautores que ha dado México, de joven “El Divo de Juárez” vivió en Tijuana, cantó en bares del centro de la ciudad y trabajó como mesero, lava carros, ayudante de cocina; fue parte del coro de la Catedral. Sin duda el amor por la frontera marcó la vida de quien hoy, tras su muerte, se ha vuelto una leyenda de la música a nivel mundial   A Juan Gabriel le gustaba Tijuana tanto como Ciudad Juárez, dos entidades fronterizas a las que les compuso una canción y recorrió en busca de oportunidades. Su vida no fue fácil, sin embargo, jamás claudicó en su sueño de llegar a ser el más grande cantautor de México. Llegó a Tijuana desde muy jovencito, con una maleta cargada de ilusiones y el anhelo de cantar, aunque para presentarse en diversos bares de la ciudad, primero trabajó de mesero, lava carros y ayudante de cocina, vendía nieve enfrente del Cine Bujazán y trabajó en un restaurante de la calle Quinta, llamado Freddy’s. Comenzó su historia como Alberto Aguilera Valadez, pero a quien años más tarde conoceríamos como un referente de la música nacional fue a Juan Gabriel. “Es una pérdida muy grande, él inició aquí (Tijuana), limpiaba carros en la Misión del Sol con el señor Soler (tenía su lienzo charro tan famoso que le dio tanta identidad a artistas mexicanos); después estuvo trabajando en diferentes bares en Tijuana. Su primera grabación la realizó con el señor Serrucho Serrano en el Cuartel Morelos, ahí tiene un estudio de grabación, esa grabación la hizo con una guitarrita, ahí tienen un original de una canción que nunca sacó Alberto, en ella se escucha que están risa y risa, pues iba con un amigo de él y ambos cantaban como si fueran una pareja vocal. Alberto la quiso siempre, pero nunca la pudo recuperar, yo la escuché, dura como 11 minutos”, recuerda Gualo Silva, cantante tijuanense y ahora publirrelacionista, que en su niñez compartió escenario con Juan Gabriel. “Después de ahí, cuando yo lo volví a ver después de cantar por primera vez en el bar Las Redes de Playas de Tijuana, que era muy famoso, lo hicimos con un número pequeño de asistentes (había como veintitantas personas). En ese bar se presentaban muchas personas como Manoella Torres, Estelita Núñez, Chayito Valdez, entre otras, y la Asociación Nacional de Autores solo me permitía cantar y retirarme porque era menor de edad”, reconoce Gualo. Es quizá desde esos inicios que Juan Gabriel comenzó a tenerle gran cariño a la ciudad que le abrió los brazos y dio oportunidad de empleo mientras lograba su gran sueño: ser uno de los cantautores más importantes de México y el mundo. Foto: Archivo/El último concierto en la ciudad fue en el estadio de futbol y fue gratuito “(Luego ya con una carrera en ascenso) Estuvo en el Nicte-ha, cantó una vez y ahí ya estaba lleno, fue en diciembre de 1975 o 76, le dijeron que era el cumpleaños de mi papá y fue a cantarle las mañanitas. Él se entregaba mucho a la gente, tanto en los bares, ya sea el Noa Noa, el Chicago, o al que le tocara actuar, él no dejaba que la gente se fuera insatisfecha, cantaba hasta terminar y así fue hasta el último show la semana pasada en el Forum de Inglewood (California), donde metió 17 mil personas”, expuso Silva. Sin duda el amor por la frontera marcó la vida de quien hoy, tras su muerte, se ha vuelto una leyenda de la música a nivel mundial. “Juan Gabriel trabajó en muchas actividades, ninguna denigrante, tal vez mal pagadas. Su primer sueldo en el Noa Noa fue de 5 dólares por día con el grupo Los Prisioneros del Ritmo, en Juárez, que les pagaban 25 dólares al grupo. Él nunca dejó de componer, el tema que le hizo a Tijuana se lo hizo porque cada vez había más acercamiento y cariño hacía esta región; tuvo varias propiedades pero no fue eso el hecho (del cariño a la ciudad), sino que aquí lo trataron bien, cosa que no sucedió en muchos lugares, y Tijuana lo trató bien. Había una afluencia de turistas norteamericanos que venían especialmente a ver a ese jovencito”. Un joven que tuvo muchas carencias, que dormía en pequeños cuartos que rentaba en el centro, mientras que por las noches cantaba en bares de la zona. Foto: Cortesía/Gualo Silva con Juan Gabriel en 1977, en Tijuana “Se dice que el primero fue en la Zona Norte, llamado La Canica, otro más que no recuerdo los nombres. Incluso le limpiaba los carros a muchos de los que visitaban esos bares y siempre lo reconocieron por responsable, limpio y bien vestido. Ya después, cuando su nombre comenzó a sonar más gracias a su éxito ‘No Tengo Dinero’, que fue el primer sencillo que grabó, se presentó en Canal 12 y por parte de la radio, fue la familia Enciso quien le dio la oportunidad en la estación 1310 AM”, asegura el también empresario tijuanense en entrevista con ZETA, sin olvidar que también fue parte de los coros en la Catedral de Tijuana. “Para él Tijuana fue una ciudad que quiso mucho y en su última canción lo dijo: ‘… lo más bonito de San Diego es Tijuana’, cuando toda la gente dice la contario. Y es que Tijuana siempre lo trató bien, por eso le guardaba mucho cariño a esta ciudad. Otros lugares ni identidad le daban. Por eso, hoy por hoy, podemos decir que Juan Gabriel es el compositor más prolífico en la historia de la música, porque fue una persona que colocó más de 143 temas con éxitos. Nadie lo ha hecho, el propio José Alfredo (Jiménez) colocó 53 temas; el propio José Alfredo dijo cuando le preguntaron en una entrevista que si él moría, quién sería su sucesor y contestó: ‘No sé, pero por ahí anda un muchachito que la está haciendo y canta muy bien. Juan Gabriel, se llama’”. Y así fue. José Alfredo no se equivocó, dejó un brillante sucesor que a lo largo de 45 años sumó innumerables éxitos que quedarán en el cancionero universal, temas que cientos de intérpretes han cantado en varios idiomas y géneros. Un legado que será eterno como los recuerdos que se guardan de él en Tijuana, cuando antes de llegar a la cima del éxito fue ayudante de cocina, mesero, lava carros y hasta repartidor de comida, en una ciudad que guarda en sus calles la esencia de un joven que llegó con grandes aspiraciones musicales, cargando historias que pasaron a ser melodías y lo convirtieron en el más grande.   El maestro Favela y don Saúl Uno de los intérpretes de música ranchera con mayor trayectoria en Tijuana, don Saúl Rosas (de 85 años), platicaría con ZETA (edición del 6 al 12 de febrero de 2015) sobre la experiencia de haber acompañado a Juan Gabriel, allá por la década de los setenta, en el extinto centro nocturno Flamingo’s, donde contribuyó a perfeccionar su desempeño como mariachi. El músico, oriundo de Autlán de la Grana, Jalisco, y quien, según expuso, en el esplendor de su carrera tuvo “oportunidad de ir a muchos países”, reconoció: “Aquí (en Tijuana) perfeccioné mi trabajo, porque en el Flamingo’s era exigente acompañar a los artistas”. Refirió que se trataba de las grandes voces del momento y de los máximos representantes de la canción mexicana, entre quienes mencionó precisamente a Juan Gabriel. Foto: Cortesía/El promotor José Luis Torre acompaña al cantante por la cocina del hotel Fiesta Americana; imagen tomada a mediados de los 80s De tal manera que, conforme a su propio testimonio, después de haber aprendido a tocar la vihuela en territorio jalisciense, mejoró la técnica en esta localidad fronteriza, cuando acompañaba al “Divo de Juárez”, así como a otros cantantes, como Amalia Mendoza, Lola Beltrán y Vicente Fernández, hasta que el establecimiento ubicado sobre la Carretera Libre a Rosarito cerró. A propósito de Juan Gabriel, Jesús María López, representante del restaurante La Vuelta,  aprovechó para comentar que, además de presentarse en el Flamingo’s, a ella le tocó verlo en otro establecimiento tijuanense, el Nicte-ha (también extinto); experiencia sobre la que manifestó: “Se veía muy jovencito”, en alusión al cantautor oriundo de Parácuaro, Michoacán. Por su parte, el maestro Esteban Favela, uno de los pioneros del jazz en Tijuana, saxofonista y fundador de la banda Los Travelers y de 77 años de edad, cuenta que en el año 1975 fue parte de los músicos que participaron en las caravanas artísticas donde Juan Gabriel era parte del elenco: “Era alegre, le gustaba mucho bailar; en el avión él se agarraba bailando como media hora, desde la entrada hasta atrás, y lo dejábamos porque así era él, muy bailarín y muy alegre. Él estuvo una parte de su vida en Ciudad Juárez, donde cantó en el Noa Noa, pero en Tijuana pudo presentarse cuando después de la gira (en las caravanas), le salió una invitación del compadre Gallardo que tenía el Nicte- ha y se lo trajo. Nosotros teníamos un grupo llamado Los Travelers, y tocábamos ahí, Juan Gabriel no traía músicos, por lo que nos invitó a participar con él (el maestro Favela le hizo todos los arreglos de esa noche)”. Actuación que le valió el aplauso del público que hizo fila para que Alberto Aguilera firmara autógrafos a más de 100 chicas que querían conocerlo. “Al término del show él estaba muy contento porque le había ido bien y habló muy bien de Tijuana, no se parece nada a Ciudad Juárez, que es otro tipo de frontera, pero a él le gustó Tijuana y más por cómo lo trató la gente de aquí, que llenó el lugar para verlo”. El saxofonista asegura que el “Divo” supo explotar las cualidades que lo caracterizaron a lo largo de su trayectoria: “Su modo de cantar era bárbaro, tenía mucha vida, sabía qué pieza quería interpretar. Para empezar contaba una historia y hacía un jueguito de baile y la gente todo le aplaudía, fue un gran showman y va a seguir siéndolo, porque esas personas no se mueren,  ahí están sus canciones que todo mundo las sabe”, concluyó Favela.   De su legado “Lo que lo hizo ser quien fue, viene desde su infancia que fue muy difícil, la música fue para él un refugio, nosotros como músicos la vemos como un espacio donde te desahogas, pones tus sentimientos, tus vivencias, y creo realmente que a Juan Gabriel le pasó eso, que fue para toda la vida, que fue algo que él decidió desde niño, luchó por eso, no se cansó y creo que ningún día dejó de trabajar”, expresó Salvador Yeo, productor musical por más de 20 años. “Nos dejó un legado de más de mil canciones, es una enciclopedia que hay para todos los gustos, desde una gente que escucha música clásica hasta un norteño, tenemos un respeto que se ganó a través de los años y eso fue lo que lo consolidó como intérprete, como compositor y representante del pueblo, porque reflejó en sus canciones los sentimientos, el amor, la sociedad, las parejas  y mucho más. Él fue un artista con mucha humildad, un personaje que creyó en la gente, que reconoció sus errores, de mucha palabra y que siempre le dio oportunidad a los demás”. Foto: Cortesía/De sus primeras presentaciones en televisión Por su parte, Ana Cirré, cantautora española, quien actualmente promociona el sencillo “Amor Eterno” en homenaje a los 10 años de ausencia de Rocío Dúrcal, dijo: “Es una gran pérdida. Afortunadamente él nos ha dejado un legado impresionante de extraordinarias canciones que de alguna forma seguirá vivo entre todos nosotros. No nos ha dejado solos, nos ha dejado todo su legado, eso consuela bastante, pero definitivamente todavía podía dar más. Yo me quedo, porque como siempre trato de verle el lado positivo a las cosas, con todas las maravillosas canciones que él ha compuesto y que tendremos siempre, las vamos a tener siempre en voz de muchos, en voz de él, en voz de todos”. Para Javier Bátiz, guitarrista tijuanense, la muerte del cantautor mexicano deja un hueco enorme en el mundo de la música, y también la posibilidad de haber terminado un proyecto en el que el maestro Juan Gabriel lo había invitado a participar: “Él estaba haciendo discos de duetos y me invitó a hacer un dueto con él, ‘Memo’ Sánchez (representante de Bátiz) se estaba encargando de todo, ya habíamos hecho cita, ya solo era grabar los dos, pero ya no se logró”. La colaboración se había gestionado hace cinco meses: “Iban a buscar un montón de artistas americanos para que colaboraran en el disco y yo iba en ese disco de ‘Los Dúo 3’”, confesó Javier. La maqueta se hizo, pero faltó la voz del gran “Divo de Juárez”: “Ya habíamos hecho todo, hoy (miércoles 30 de agosto) tendría que estar grabando con Juan Gabriel en Cancún, pero eso ya no pudo ser. Me quedo con su amistad y el último correo que me dejó, cuyo mensaje fue ‘Bátiz, te amo’”. El domingo 28 de agosto, Juan Gabriel murió de un infarto en su casa de Santa Mónica, California, un día después de haber ofrecido un concierto ante más de 17 mil personas en el Forum de Inglewood. Tenía 66 años de edad. Sus restos fueron incinerados, para luego ser trasladados a Juárez y la Ciudad de México, donde le realizarán homenajes póstumos.

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